El nivel o comportamiento de la inflación a nivel macro y microeconómico ha sido históricamente un problema grave. En El Salvador, este problema se ha visto envuelto por factores como la educación, la calidad de vida y las oportunidades laborales, por mencionar algunos. La razón es que la inflación es uno de los principales factores en cuanto a la situación económica de un país.
En el caso de El Salvador, el problema de la inflación podría resumirse en el mapa multidimensional de pobreza, puesto que este muestra y prioriza los objetivos y las metas de la población gracias a los seis ámbitos que ahí se exponen: educación, condiciones de vida, trabajo y seguridad social, salud, servicios básicos y seguridad alimentaria, y calidad del hábitat.
Para el Dr. Pleites, también consultor internacional y miembro del Senado Consultivo de la Utec, los indicadores que resaltan dentro del mapa deberían ser la ruta para evaluar si el país camina en la dirección correcta.
Si de perspectiva económica 2023 se trata, se debe conectar el comportamiento de la inflación en rubros como la canasta básica y los artículos del hogar, tomando en cuenta que para octubre 2022 la tasa anual de inflación tenía un promedio de 7,5 %, posicionándose como la más alta, destacando entre sus principales afectados, la canasta básica del sector urbano y rural, que desencadena un impacto en la tasa de problemas monetarios.
Si bien es cierto podría pensarse que no existe relación alguna de estas cifras con lo que el Gobierno hace o deja de hacer por disminuir la inflación, pero se debe recordar que las inflaciones son un fenómeno importado. Y es ahí donde los países afectados deben buscar soluciones que bajen los niveles de dependencia.
Un ejemplo claro de esta acción es la búsqueda de aminorar el impacto producido por la interrupción de la cadena de suministros a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania en países como El Salvador, que tienen una dependencia alimentaria. “Llegamos a celebrar cuando existe la libertad de comercio para productos que pueden producirse en el país, pero es más económico importarlos; pero también sufrimos cuando los precios de estos alimentos importados suben” —afirmó el Dr. Pleites.
Como consecuencia de la pandemia por la COVID-19 y la guerra euroasiática, El Salvador ha pasado por una situación irregular entre los años 2020-2021. Un reflejo de esto es el decrecimiento del 7,9 % para 2020, durante la pandemia, mientras que para 2021 se tuvo un crecimiento del 10,3 %, que favoreció al aumento de empleos y, por ende, a la economía. Sin embargo, según las proyecciones que realiza el Fondo Monetario Internacional, para 2022 El Salvador estaría volviendo a su margen de crecimiento, siendo este del 2,6 %. El Dr. Pleites sostiene que estas son tasas de crecimiento económico bajo, puesto que así es imposible generar empleos que absorban el incremento de la población.
También es un hecho que los niveles de la tasa de homicidios han bajado, siendo este uno de los principales factores que aquejan a la población salvadoreña. En la actualidad se espera que para 2022 la tasa de homicidios cierre con -10 por cada 100.000 habitantes, colocando de esta manera al país como uno de los que se ha liberado de la “pandemia” de homicidios, abriendo o generando la oportunidad de ser un país o espacio favorable para futuras inversiones, tanto nacionales como internacionales.
Ahora bien, el verdadero reto al que se enfrenta El Salvador es construir un vínculo virtuoso de crecimiento, empleo, aumento de salarios y mejoramiento sostenido del nivel de vida poblacional. Si lo hace así, estará en el rumbo indicado. “Esto se puede lograr si se invierte en la expansión de las capacidades de las personas, ya que el fallo principal que ha tenido el país es que han invertido mucho más en defensa y seguridad que en educación, salud y vivienda” —aseguró el economista.
Para concluir, es necesario aumentar la tasa de inversión en personas e infraestructura, ordenar las finanzas del Estado, es decir, gastar menos de lo que se percibe en ingresos y aumentar la tasa de participación económica por parte de las mujeres, ya que el desarrollo es mucho más fácil cuando es compartido.