La gastronomía salvadoreña, como arte culinario, distingue al país por su amplia variedad de platos típicos, que resultan muy atractivos para los turistas y permiten a los salvadoreños disfrutar de momentos en familia. El Paseo El Carmen, en Santa Tecla, es uno de los lugares que no solo ofrece un espacio turístico, sino también la oportunidad para que muchos salvadoreños puedan ofrecer sus productos.

En el Paseo El Carmen se encuentran más de 40 emprendedores sobre la 1.ª calle poniente de Santa Tecla, en varias cuadras del centro histórico, quienes brindan un ambiente amigable y familiar los fines de semana. Entre los productos que ofrecen están: las pupusas, los elotes locos, los nuégados de yuca, las papas preparadas, bebidas frías y calientes, dulces y aperitivos, entre otros. También hay bares, cafés y restaurantes, según la preferencia del cliente.

Este espacio se ha convertido en un lugar de visita habitual, por lo que muchos comerciantes ven una oportunidad de crecimiento económico y atienden a sus clientes con dedicación y compromiso.

Esta actividad turística y cultural es el resultado del esfuerzo que los salvadoreños demuestran con su talento en la cocina, ya que su gastronomía es reconocida por su sabor único y apetitoso. Cabe mencionar que también se distingue por la combinación de sabores y técnicas que identifican la tradición, una característica que también está presente en los emprendedores.

Es importante reconocer que el arte culinario proviene de personas apasionadas, creativas y comprometidas con la gastronomía. Su capacidad emprendedora para desarrollar pequeños proyectos les permite crecer en el mundo culinario, ya que se centran en diversas áreas del menú y, sobre todo, en el concepto. Esto incluye tanto el espacio físico como una estrategia clave para atraer a los clientes. Por ejemplo, la pizza artesanal es uno de los alimentos más destacados del lugar, que cuenta con un concepto rústico y acogedor, como parte de la creatividad que ofrecen.

Por otra parte, los participantes de este grupo de comerciantes demuestran su habilidad en otras áreas, como la elaboración de pulseras, pinturas, artesanías, ropa teñida con añil, flores, accesorios de belleza para damas e incluso la toma de instantáneas para capturar momentos especiales. Este talento refleja un arduo trabajo que comparten los fines de semana, debido a la gran cantidad de personas que disfrutan regresando al lugar.

Se considera que emprender es difícil y ellos comparten esta experiencia, que los posiciona como un elemento fundamental para visitar el espacio turístico. A pesar de las dificultades, lograron reabrir el proyecto emprendedor, ya que la pandemia de 2019 tuvo un impacto significativo en muchos lugares del mundo, y El Paseo El Carmen no fue la excepción.

Después de haber sido un espacio conocido por ser un punto de encuentro cultural y social, se convirtió en un ejemplo de resiliencia, pues contaba con locales físicos que ofrecían productos artesanales, boutiques, bares y otros servicios, y pasó a estar poco frecuentado. Posteriormente, recuperó su espíritu alegre y comercial con la ayuda de los comerciantes de la calle principal, que cuentan con canopy, un elemento sencillo, pero que transmite confianza y es acogedor.

Adaptarse al cambio conlleva ventajas, pues muchos emprendedores luchan por mantener su negocio a flote de forma creativa. Aunque la pandemia impulsó el surgimiento de nuevos emprendimientos en El Paseo El Carmen tras la pérdida de empleos, la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos mejoró el espacio y ahora se ofrecen productos artesanales y alimentos tradicionales.