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Es tiempo de ser solidarios

La Navidad, el fin de año y el inicio de uno más se prestan para generar ese ambiente en el que la solidaridad y la capacidad de dar están a flor de piel. La época coincide, de hecho, con la conmemoración el 20 de diciembre del Día Internacional de la Solidaridad Humana, decretado por la Organización de las Naciones Unidas debido a que “la solidaridad es uno de los valores fundamentales y universales en que deberían basarse las relaciones entre los pueblos del siglo XXI”.

La solidaridad es, sin duda, un valor muy importante, sobre todo, en los tiempos que vivimos. Quizá es uno de los más conocidos, pero, ¿qué tanto lo practicamos? Qué tan conscientes estamos de que, para ser considerados una persona solidaria no necesitamos realizar grandes obras por los demás; a veces, en las pequeñas cosas está el verdadero significado de darnos a los demás.

En un entorno en el que lo material es tan valorado, es fácil ignorar que, incluso, el tiempo y el afecto que mostramos a otras personas nos hacen solidarios. ¿Y qué hay de malo en que la solidaridad empiece con nuestros seres más cercanos? Muchas veces no dedicamos el suficiente tiempo a nuestra familia y amigos, sin darnos cuenta de que el verdadero valor de lo que hacemos se encuentra en las personas que amamos.

La solidaridad nos pide ir más allá de nosotros mismos, de nuestros intereses personales y buscar el bien común. Nos pide, más que darnos cuenta de los problemas de otros, tomar acción y buscar soluciones.

Y hay más: en general existen dos tipos de solidaridad: la circunstancial y la comprometida. La primera, que es esporádica, se refiere a las acciones que realizamos cuando se requiere de nuestra ayuda, como las donaciones de dinero, juguetes, víveres, entre otros. La solidaridad comprometida, por el contrario, es aquella que se practica recurrentemente, al grado de dedicar toda nuestra vida a obras en beneficio de los demás.

Los seres humanos somos por naturaleza solidarios, vivimos en comunidad y a muchos nos gusta compartir hasta lo poco que tenemos. Nuestra historia como país registra momentos en los que la solidaridad ha sido más que evidente. A los salvadoreños se nos conoce por ser amables y hospitalarios, nos identificamos con los problemas de otros, muchas veces hasta sin conocernos entre nosotros.

Tristemente, los tiempos que vivimos nos llevan a veces a olvidar este valor tan importante. El individualismo nos ha llevado a una situación en la que llegamos a volver la vista hacia otro lado cuando alguien necesita nuestra ayuda. En el tráfico que día a día sufrimos en las calles podemos ver lo intolerantes en que nos hemos convertido.

Pareciera que ya no nos asombramos por la muerte de una persona más, o porque un niño se quede sin padre o sin madre, porque una comunidad entera tuvo que huir por inseguridad o porque un funcionario robó al país.

Independientemente de cual sea nuestro credo o ideología, creemos que hay acuerdo en que es necesario y urgente cambiar la realidad del país; que necesitamos recuperar los valores, la empatía, la humanidad. No podemos continuar con este rumbo; es insostenible, pero no imposible de cambiar si todos nos lo proponemos.

Este es un excelente momento para reflexionar. Estamos a las puertas de un nuevo año y deseamos que por mucho sea mejor que el actual. Si usted tiene la posibilidad de compartir un poco de lo que tenga con otra persona, no solo estará siendo solidario, estará sembrando una buena semilla que dará frutos en el futuro. Porque nada se compara con la satisfacción de ver a otra persona feliz sin recibir nada a cambio.

Todos podemos ser un impacto positivo y trascender hacia un país mejor. Hoy, y siempre, es tiempo de ser solidarios.

Jóvenes: el futuro es ahora

Más de un millón de personas de la población salvadoreña son jóvenes. Según las cifras presentadas en 2014 por la Dirección General de Estadística y Censos (Digestyc), los jóvenes de entre 15 y 24 años representan más del 20 % de los habitantes de El Salvador; y las proyecciones indican que en las próximas décadas, hasta 2050, la población juvenil comenzará a descender en número hasta que gran parte de esta alcance la adultez.

Para muchos los jóvenes son el futuro. A nuestro juicio, estos no son solo una promesa de desarrollo venidero; son tanto o más importantes en el presente, dependiendo en gran parte de la responsabilidad que hoy asuman en su decidir y actuar, pues —como las proyecciones de la Digestyc lo pronostican— el porcentaje de la generación joven actual en unos años pasará a formar parte de la adultez.

El papel que deben asumir los jóvenes para el desarrollo del país es muy importante. Como universidad, nos podemos dar cuenta de la gran cantidad que estudia y trabaja simultáneamente. Muchos de ellos deben estar a las 6:30 de la mañana en clase, ir a sus trabajos, regresar a la universidad en la tarde y salir a las 8 de la noche, estudiar sábados e incluso domingos. Estos esforzados estudiantes —que son una mayoría— salen adelante cada día porque tienen sus metas bien trazadas y tienen claro que su empeño los llevará muy lejos.

Pero ¿cómo animar a otros jóvenes para que sigan ese camino? Sabemos que la situación de inseguridad que actualmente se vive en el país es uno de los mayores peligros para la juventud; aunado a eso está la falta de oportunidades laborales. Estos son solo un par de factores que incluso obligan a muchos a migrar fuera de nuestras fronteras. Si bien es cierto este panorama no es alentador, también existen muchas razones para seguir adelante y no desistir de realizar los sueños de superación.

Conocemos el importante rol de la familia en la formación de los jóvenes. La crisis que vive el país es en gran medida provocada por la falta de valores; muchas veces los niños no tienen en sus hogares los mejores modelos a seguir, lo cual provoca que crezcan sin un rumbo determinado que los lleva por el camino equivocado. Es por eso que la unión familiar es trascendental, pero también lo es la enseñanza de valores.

En la Utec apostamos por la formación, pero no solo la profesional, porque tenemos la responsabilidad de entregar a la sociedad ciudadanos integrales, que ejerzan un impacto positivo en ella. Nuestro proceso de formación incluye el desarrollo de principios, valores y actitudes que impactan en el crecimiento personal y social del individuo, porque creemos que un pueblo que se educa prospera, pero uno que se forma va más allá, cambia y trasciende.

Sin duda, la educación superior es uno de los proyectos que todo joven debería considerar. Para cambiar la realidad en la que vivimos, formarse profesionalmente es una de las vías que permitiría alcanzar la superación personal. En muchas ocasiones se han visto casos en los que los jóvenes que provienen de la zona rural, de escasos recursos o que han vivido situaciones de conflicto son algunos de los más sobresalientes estudiantes, demostrando así que el entorno en el que se vive no debe ser necesariamente el reflejo del futuro de las personas.

Apostar por la educación debe ser el objetivo principal de los jóvenes, pues ello no solo les garantiza bienestar personal y familiar, sino que a la vez coadyuvará a que el país se desarrolle más y mejor. Ahora existen diversas opciones para estudiar; la educación virtual es una de ellas, pues brinda la oportunidad de alternar trabajo y estudio fácilmente.

El camino del emprendimiento también puede conducir a la superación. Muchos jóvenes que han establecido sus propios negocios han tenido éxito. La tecnología en la actualidad está brindando diversas oportunidades. Las aplicaciones, el diseño, los videojuegos son solo algunas de las áreas en las que los jóvenes se pueden especializar e, incluso, en las que crear sus propias empresas y con ello generar hasta nuevos empleos.

Los jóvenes, sin lugar a dudas, pueden hacer la diferencia. Las instituciones privadas y el Gobierno debemos facilitarles las oportunidades, pues son muy necesarias para su buen desempeño. Pero ellos también deben asumir la responsabilidad que les demanda la realidad nacional; trabajar para cumplir las metas, no esperar a que otros realicen los cambios urgentes y necesarios. Tienen que intervenir mediante acciones que —no solo en el futuro, sino también en el aquí y ahora— contribuyan para tener un mejor país para todos.

Utec: 35 años de impacto positivo en la sociedad

La Universidad se inició como un instituto tecnológico, cuyo desarrollo se orientó a partir de 1981 hacia la educación superior universitaria, en virtud de las condiciones imperantes en esa época. La dinámica del cambio, que desde el principio fue la característica esencial de la Universidad Tecnológica, le favoreció para mantener un crecimiento sostenible en infraestructura física, en organización, en calidad y diversidad académica, y por supuesto, en población estudiantil, situándose, en el transcurso del tiempo, por las razones apuntadas, como la universidad privada más grande del país. Hoy, 35 años después, aquella iniciativa de servicio educativo se mantiene vigente y presente como compromiso en favor del futuro de la sociedad salvadoreña. Los cinco fundadores iniciales fueron el Lic. José Mauricio Loucel, el Ing. José Adolfo Araujo, el Lic. Rufino Garay, el Lic. Juan José Olivo y el Ing. Edgar Emilio Zepeda.

ANÁLISIS RETROSPECTIVO.

El conocimiento en acción es el motor de la evolución de la humanidad y la educación el medio de su multiplicación. A lo largo del tiempo, cuando se estableció una escuela, el aprendizaje se sistematizó y, cuando se fundó una universidad,  la sociedad se desarrolló.

Desde el primer instante, los cinco fundadores se plantearon,  con mucha visión y con firme resolución,  establecer un centro de estudios, que fuera capaz de superar la limitante de preselección del númerus clausus de la oferta universitaria del pasado, ofreciendo una educación amplia y abierta para todos los salvadoreños, sin distinciones de ninguna clase; que sobresaliera por su relevancia educativa, en el sentido de la proyección personal y de la pertinencia del conocimiento recibido, para un exitoso desempeño profesional y social. Los fundadores se plantearon a sí mismos “vamos a ser una universidad alternativa en términos de matrícula estudiantil y exitosa en términos de reconocimiento social por la educación ofrecida”.

Los fundadores consideraron que la Universidad debería instalarse, en el punto de encuentro de todos los accesos que llegan al centro de la ciudad capital, para facilidad de la población estudiantil demandante. Cuatro fueron los principios fundamentales que impulsaron eficazmente el proyecto de fundación de la Universidad: Primero. Un espíritu de innovación permanente en la gestión autosostenible de una empresa educativa.  Segundo. Una articulación flexible y modular al pensum de estudios.  Tercero. Una aplicación más efectiva de  los principios y metodologías de la didáctica y pedagogía en el proceso de enseñanza-aprendizaje del nivel superior. Y cuarto. Una preocupación permanente por la calidad de la educación, seleccionando y capacitando a los docentes.

FILOSOFÍA, MÉTODO EDUCATIVO Y ORGANIZACIÓN.

La Universidad Tecnológica de El Salvador ha sido un centro de estudios superiores que, desde su fundación, adoptó como filosofía, el ser una universidad caracterizada por ofrecer una buena educación y ser accesible a amplios sectores poblacionales, sin distinciones de ninguna naturaleza y con la característica fundamental de que los costos de estudios se adecuarían a la realidad salarial de la mayoría de las familias salvadoreñas.  La oferta de la UTEC se ha diferenciado por ofrecer una amplia variedad de carreras, las cuales, se desarrollaban en un principio de manera presencial, luego semipresencial y posteriormente se implementó la modalidad virtual. El catálogo de estudios comprendía carreras que favorecían incorporarse tempranamente al mercado laboral y disponer de una variedad de horarios que permitió a los que trabajaban y a aquellos cuya residencia se localizaba en ciudades y municipios alejados de la capital,  concurrir a las horas más convenientes, según sus necesidades y posibilidades.

La Universidad Tecnológica ha promovido, desde su fundación, un espíritu de innovación educativa, en un contexto de orientación, apoyo, práctica, convivencia en valores y aplicación laboral del conocimiento adquirido.

Nuestra Universidad  ha sido una institución abierta a todas las corrientes de pensamiento, tanto en el estudio como en su divulgación y en esa condición necesaria e indispensable de libertad académica, ha promovido la investigación y  el análisis a partir de las diferencias y analogías que el saber académico ha distinguido según la profundidad del tema y la capacidad e interés particular de cada estudiante. No obstante, la Utec ha asumido, en determinados momentos, posición de profunda reflexión y denuncia frente a los graves problemas nacionales, colaborando de forma decidida a los esfuerzos por la paz,  la justicia, el bien común y el desarrollo nacional.

Los programas de estudio se han ajustado paulatinamente al criterio de integridad educativa para ofrecer graduados capaces en su saber y hacer profesional, conscientes de sus derechos y deberes ciudadanos y solidarios en la relación humana. Desde la apertura institucional, se adoptó una organización, que permitiera cumplir con las diversas funciones de dicho mandato, enmarcando su actividad y asumiendo, dentro de los principios privados de la administración, una dirección estratégica, bajo el modelo de administración por objetivos y resultados, logrando al final, una  educación satisfactoria como la deseada por el gobierno, el pueblo y el sector productivo.  La característica principal  fue la de mantener un compromiso de autosostenibilidad;  ya que conociendo la falta de apoyo estatal para nuestros estudiantes, también salvadoreños y,  sin afectar la economía familiar de docentes y estudiantes, permitiera a la institución obtener los ingresos suficientes para  financiar  una  educación  universitaria de  igual o mayor nivel al de las instituciones del sistema.

IMPACTO EN LA REALIDAD NACIONAL.

Es más que evidente, que la fundación de una nueva universidad fue un evento que, por sí mismo, causó impacto e interés en el sector productivo, en el sector profesional, en el sector académico y en el sector de los jóvenes estudiantes deseosos de iniciar y concluir estudios que les permitiera adquirir conocimientos, habilidades y destrezas para un cumplimiento laboral digno y prestigioso que solo podía ofrecer una carrera universitaria  e,  incluso, fue motivo de complacencia para el gobierno y para la sociedad en general, el hecho positivo de nuevas opciones de capacitación para el avance del país y de nuevas oportunidades para los jóvenes marginados por el sistema establecido.

El impacto en el sector productivo fue el de abrir espacios a nuevas áreas del conocimiento, con la consiguiente oportunidad de incorporar profesionales con nuevas aptitudes vocacionales y actitudes conductuales que  podían enriquecer una opción calificada en el mercado laboral. De igual manera, en el sector profesional se diversificó la procedencia de la formación universitaria, lo cual aportaba, nuevas capacidades adquiridas con carácter y criterios diversos, elevándose el nivel de los graduados y de los campos del conocimiento propios de cada carrera.

En el sector académico, se generó una sana competencia por ofrecer saberes y dominios diferentes de aquellos tradicionales anclados en el saber y prácticas del pasado. En el gobierno, el impacto se dimensionó positivamente porque esta clase de iniciativa no sólo significaba progreso social y desarrollo del capital humano, sino también, ahorro en el presupuesto nacional, el cual podría dirigirse a satisfacer otros requerimientos y exigencias populares. Finalmente, la sociedad lo percibió como un cambio favorable  hacia la movilidad social, en donde otros salvadoreños accederían a oportunidades laborales de mejor calidad y a ingresos mayores, generándoles una vida personal y familiar más digna y próspera.

La actual población estudiantil es de 25,619  y el total de graduados hasta la fecha es de  28,223. La oferta es de 13 carreras de licenciaturas, 3 ingenierías, 3 licenciaturas bilingües, 8 licenciaturas virtuales (no presenciales), 4 maestrías, 10 técnicos, para un total de 41 carreras. Nuestro cuerpo docente está integrado por 588 profesionales.

Actualmente la UTEC se ha incorporado al proceso de la internacionalización con la movilidad de docentes y estudiantes; así,  tiene becados a 25 docentes, a 5 estudiantes graduados y a 25 estudiantes en etapa de formación para realizar estudios en universidades europeas.

CAMBIOS EN EL PROCESO CURRICULAR.

Año con año, los programas de estudio se han ido actualizando en sus contenidos, en su aplicación, así como en su relación con el conocimiento propio de una revolución del saber y de un mundo globalizado, que señalaba nuevos horizontes a la formación curricular de la educación superior.

La enseñanza se orienta a la pertinencia del saber a efecto de que el educando reciba la formación apropiada a su disciplina, a su futuro desempeño profesional y a su papel en su entorno social. Con base a ese propósito el estudiante recibe conocimientos y aprende habilidades y destrezas de conformidad con las exigencias propias de su realidad mediante una serie identificada de competencias generales, básicas y especializadas.

La investigación es una actividad muy propia de una institución de educación superior por cuanto la sociedad del conocimiento y de la información avanza inexorablemente en el campo de todas las ciencias lo que implica su seguimiento, su confrontación y la búsqueda tanto de sus premisas básicas como de la capacidad de sus alcances. La Utec ha venido realizando un intenso esfuerzo en la búsqueda de la verdad y de sus consecuencias en el contexto de nuestra realidad social, política y económica, impulsando el nuevo saber en nuestros currículos y en el servicio a la sociedad.

La enseñanza y la investigación interactúan en una simbiosis de mutuo apoyo para que sus efectos lleguen a los miembros de nuestra sociedad. En este concertado esfuerzo todos, directivos, docentes, empleados y colaboradores ponen sus conocimientos y su voluntad al servicio del propósito de mejorar la realidad de los salvadoreños. Se ofrecen capacitaciones, se divulgan investigaciones, se apoyan proyectos de diversa naturaleza para que la superación de los otros sea un elemento importante de nuestro interés  académico.

El énfasis en nuevos y diversos métodos y técnicas de la educación, ha sido una constante en la capacitación de los educadores y en la aplicación para el aprendizaje, exigiendo en cada asignatura, una metodología apropiada a las características propias del conocimiento a impartir y de las recién incorporadas competencias laborales ahora propuestas en el programa de estudios. La educación práctica a partir del saber adquirido ha sido, desde siempre, un método educativo de gran impacto en el aprendizaje de los estudiantes y con ese fin ahora se ha reforzado con la incorporación de la formación por competencias.

Teniendo presente el aprender haciendo, la Universidad ha mantenido un propósito continuado para ofrecer centros de práctica adecuados al área del conocimiento en proceso. Se inició con laboratorios de computación y continuó con programas sofisticados de software y algunos otros que no existían en el sistema terciario, tales como: Sala de Radio y TV; Sala de Audiencias para Ciencias Jurídicas, Laboratorios de Fotografías, Cámara Gessell, Clínica de Psicología, Centro de Mediación, Museo de Antropología, y una amplia biblioteca con más de 110,000 volúmenes repartidos en 9 bibliotecas especializadas y con base de datos que utilizan las instituciones más calificadas del mundo. 

PROYECCIÓN INSTITUCIONAL

La administración educativa es, cada vez,  más determinante en la gestión del conocimiento. El saber humano ahora fluye por el espacio en todas dimensiones, en todo tiempo y para todo público.  La necesidad del saber se  ha multiplicado de  manera exponencial y  la sabiduría absoluta   ya sólo es una referencia propia de los clásicos de la antigüedad. La gobernanza de las instituciones educativas de nivel superior requiere en la actualidad, una estructura de dirección y control que sea capaz no solo de acompañar la presente revolución del conocimiento, sino de anticipar y prever cuales son los aspectos que reclamará la educación universitaria del mañana, a efecto de responder, efectivamente, a los requerimientos políticos, sociales, económicos y tecnológicos  del futuro de nuestra sociedad.

En nuestra institución, la proyección estratégica se maneja de acuerdo con el avance de la ciencia, de conformidad con las demandas de una educación dinámica e interactiva y con base en los  recursos físicos, humanos y financieros que posee la universidad. Cuando los recursos se reciben generosamente de fondos públicos, o cuando los ingresos vienen de elevadas cuotas de estudio; entonces la decisión de crecer, aumentar, modificar o cambiar,  puede realizarse sin traumas ni contratiempos, pero, cuando los ingresos son bajos y los recursos limitados, entonces la administración creativa supera los obstáculos de la escasez  para mantener el paso y cumplir las metas y objetivos planificados. De conformidad con esa condición situacional, se apoya un propósito de mejorar  la educación que ofrecemos y por ello, incrementar de forma racional los servicios de apoyo para la enseñanza, debe ser una prioridad permanente en el corto y el largo plazo.

Pensar en el futuro siempre nos hace pensar en avanzar, en crecer, en prosperar.  El futuro está lleno de oportunidades y de incertidumbres y por esa razón, siempre se debe prever un contexto determinado, que permita un análisis equilibrado, para definir aquellos proyectos que se vinculan con el marco referencial de nuestra visión y misión. Vivimos tiempos difíciles, la crisis mundial nos afecta y los factores internos como la violencia, la pobreza, el desempleo,  condicionan nuestras perspectivas del mañana. No obstante ese oscuro panorama, la universidad no puede renunciar a establecer metas de crecimiento en calidad educativa, en infraestructura, en organización y en servicios.  Nos hemos comprometido a graduar estudiantes que saben ser en su intimidad espiritual; que saben hacer en su condición profesional; que saben conocer y comprender el entorno de su realidad para prosperar en la vida y que saben convivir para una relación de paz, a partir del mutuo respeto con los otros. Nos proponemos entregarles un pasaporte para la vida. Nuestro pensamiento estratégico se encuentra fundamentado en una gestión educativa centrada en la calidad del graduado y en la innovación  tecnológica como factor de apoyo para el desarrollo institucional. Consideramos que debemos llevar nuestra institución a una estructura que piense y actúe para lograr una mayor coordinación y consecuentemente una rentabilidad mayor en términos de resultados educativos.  En nuestra organización educativa compartimos, de manera inherente, el concepto de que: “la calidad es un proceso dinámico de planeación y acción, para hacer mejor lo que ya es bueno”.

En nuestro medio, la educación superior todavía tiene oportunidad para proyectarse con las experiencias de las sociedades desarrolladas.  En ese sentido, relacionar la educación universitaria con la labor productiva de las empresas es un factor, que sin duda, materializa el precepto del saber hacer, es decir, de la aplicación del conocimiento teórico a un ambiente real de producción. Esta oportunidad de combinar teoría y práctica con el campo empresarial, es un factor que, sin duda, permite impulsar las oportunidades de la empleabilidad de nuestros graduados. Estamos convencidos de que el prestigio institucional debe venir de sus hechos y de sus éxitos.

En cualquier proyecto de mejoras y crecimiento no se puede ignorar que el ambiente urbanístico es un factor de comodidad y de apoyo a la labor educativa y que, en consecuencia, procurar una relación amistosa entre el ser humano y el ambiente que le rodea, debe ser un propósito permanente en el desarrollo del campus. Los edificios, las aceras, los pasillos, los jardines, las aulas, los centros de práctica y en general los diversos espacios internos y externos, deben mantener una condición amistosa, de limpieza, ornato, seguridad y comodidad,  para lograr la plena integración y armonía de la comunidad tecnológica que la constituimos todos; los que dirigen, los que enseñan, los que trabajan y por supuesto nuestros jóvenes estudiantes. Así como también los pequeños empresarios que viven y se desarrollan en nuestro entorno.  Para atender apropiadamente, tenemos vigilancia electrónica y 84 agentes para el servicio de seguridad de nuestros estudiantes, docentes y empleados; tanto dentro como fuera de los límites de la Universidad, disponemos de más de 100 empleados para el aseo, ornato y embellecimiento de nuestro campus para fortalecer el propósito de una verdadera ciudad universitaria.

NUESTRO COMPROMISO FUNDACIONAL SIGUE VIGENTE; NUESTRO ESFUERZO DEL CAMBIO ES PERMANENTE Y ASUMIMOS CON PLENA CONVICCIÓN, QUE LA  ENSEÑANZA CON CALIDAD Y EL APRENDIZAJE DE LO PERTINENTE ES EL RETO DE HOY Y DE SIEMPRE EN FAVOR DEL PUEBLO SALVADOREÑO.

Prevención: la única cura

La única forma de luchar contra la infección del virus del zika es previniéndola: evitar los criaderos de mosquitos. Así lo ha declarado la Organización Mundial de la Salud (OMS). El zika es provocado por el zancudo Aedes aegypti, es el mismo que produce el dengue y la chikungunya.

Al principio de lo que hoy es una pandemia, el mal no parecía tan grave, pues sus padecimientos eran, aparentemente, más leves que los de las otras dos enfermedades. Sin embargo, ahora se conoce que este virus está asociado al síndrome de Guillain-Barré (el sistema de defensa del cuerpo [inmunitario] ataca parte del sistema nervioso por error, resultando en inflamación de nervios que ocasiona debilidad muscular o parálisis y otros síntomas) y, muy probablemente, a la microcefalia (desarrollo insuficiente del cráneo, casi siempre acompañado de atrofia cerebral en recién nacidos) de madres infectadas, lo cual ha provocado alarma internacional.

Esta emergencia incluye a El Salvador, al grado que el Ministerio de Salud (Minsal) ha recomendado a las mujeres no embarazarse durante 2016 y 2017 por el riesgo que correrían los neonatos en este sentido. También se están realizando jornadas de prevención, control y eliminación de criaderos de zancudos por parte del Minsal y la Dirección General de Protección Civil.

La gravedad de este brote —que ya está presente en 24 países de América— es comparada con la de la gripe H1N1 y la del virus del Ébola, por lo que es necesario considerar en serio el daño que causa su propagación en la población y la economía. Por ejemplo, una recomendación de no viajar a los países afectados por este virus hecha por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, con sede en Atlanta, según expertos, afectará la economía de países como Brasil, Colombia y, por supuesto, El Salvador, donde hay una creciente afluencia de turistas.

Otra de las consecuencias que este virus trae consigo es el impacto en el sistema de salud nacional, en la inversión en medicamentos, en el personal hospitalario y en los espacios para tratar a los pacientes. En el caso del síndrome de Guillain-Barré, puede llevar largos períodos de rehabilitación, generando pérdidas de empleo o, en el peor de los casos, hasta la muerte. La microcefalia puede acarrear retardo físico y mental en los niños, lo que afectará, sin duda, su desarrollo futuro en general.

De acuerdo con la OMS, este letal virus puede llegar a afectar a tres o cuatro millones de personas en el mundo. Por ahora no existe tratamiento; tampoco hay una vacuna, y, según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), no la habrá pronto.

Si bien es cierto aún no está científicamente comprobado que los casos de microcefalia estén vinculados con el zika, es necesario que todas las mujeres embarazadas —principalmente en los primeros meses— tomen las medidas necesarias y consulten con un médico ante cualquier síntoma asociado dicha infección. También es necesario proteger a los adultos mayores y a los niños, ya que suelen ser los más vulnerables en estos casos. Los mosquiteros y los repelentes se vuelven indispensables, pero, más que eso, la eliminación de los criaderos de zancudos.

Tomar conciencia de las graves consecuencias que podría tener en el país y en el mundo esta pandemia pasa por la necesidad de que cada persona, cada familia, cada institución, tome cartas en el asunto para evitar criaderos de zancudos en su entorno. No debemos esperar a que los encargados de la salud pública visiten nuestras viviendas o lugares de trabajo para eliminarlos. Bastan unos minutos para hacer una revisión y constatar que no existan las condiciones para que este insecto se reproduzca. La mejor y —hasta el momento— única acción para combatir estos virus hasta erradicarlos es la prevención; y esta es responsabilidad de todos.

Abriendo las puertas de un nuevo ciclo académico

La Utec inicia sus actividades académicas del año 2016 con la misma actitud positiva de siempre, la que se ha convertido en un sello que distingue a la universidad. Es además el momento de reflexionar con mucho sentido de responsabilidad sobre nuestro quehacer educativo, por lo que conjuntamente con el cuerpo docente se ha analizado el modelo educativo, en una aproximación al deber ser; así como el perfil del docente 2020-2030, conscientes de que más que una universidad, somos un impacto en la sociedad.

Fue en un congreso docente que se abrió el espacio para que los educadores reflexionaran sobre los retos visionarios de la Utec, que aspira llegar a ser reconocida como una de las mejores universidades privadas de la región, a través de sus egresados, de sus esmerados procesos institucionales de construcción y aplicación del conocimiento, y de sus propuestas de soluciones pertinentes a las necesidades de amplios sectores de la sociedad.

El 12 de junio del presente la Utec cumplirá 35 años de existencia, tiempo durante el cual nunca ha dejado de reinventarse y anticiparse a las necesidades del entorno, en un ejercicio permanente de innovación que nos ha llevado a ser pioneros al introducir carreras y modalidades de enseñanza, mismas que al verlas hoy adoptadas por otras instituciones, nos indican que hemos hecho bien las cosas; y nos motivan a seguir por esa misma ruta de seguir proponiendo cosas nuevas.

El mundo entero y, por ende, la sociedad salvadoreña, evolucionan constantemente. Por tal motivo, en esa definición de hacia dónde queremos ir y cómo nos planteamos lograrlo, hemos rescatado la importancia y definido el contexto en que se desenvuelven tanto el docente como el estudiante, para no dejar de tomar en cuenta el modelo educativo centrado en el aprendizaje, que implica la capacidad de autoaprendizaje del estudiante y un cambio de rol del docente, que se orienta hacia la adquisición de competencias y a saber relacionarse.

Estamos tomando en cuenta también las características de la sociedad, las competencias del profesional, llamado cada vez más a ser emprendedor, a tener más creatividad que información, a estudiar durante toda la vida. Y no podemos dejar por fuera el enfoque antropológico, que considera características como líder, global, cuestionador, crítico, colaborativo y, sobre todo, conectado, entre otros.

Estamos conscientes de que los tiempos que vivimos son difíciles y que muchos, sino todos, vienen a esta universidad haciendo verdaderos esfuerzos. Al escogernos como sus mentores depositan en nosotros sus sueños y aspiraciones, al tiempo que nos trasladan un compromiso que debemos honrar. Por eso es válido este ejercicio de reflexión y toma de acciones consecuentes, para que cuando quienes hoy inician un nuevo ciclo académico crucen la puerta de salida como graduados Utec, tengan las competencias necesarias para desempeñarse eficaz y eficientemente en el mundo profesional, y, sobre todo, para que logren ser personas de bien, que impacten positivamente en el país.

¡Sea bienvenido el ciclo 01-2016!