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Prevenir es la mejor solución

Vivimos en un país vulnerable a los sismos, derrumbes, huracanes, a las erupciones volcánicas y a otros fenómenos naturales. Estos son inevitables, ya que son parte de los constantes cambios en la naturaleza. Además, no podemos ignorar que tenemos 23 volcanes y nos encontramos en una zona propensa a fuertes movimientos telúricos, pues estamos en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico.

En los últimos años el país ha sufrido los efectos de cambios climáticos, como El Niño, que influyen en la inestabilidad pluvial al inicio del invierno, causando menor disponibilidad de agua, lo cual afecta a los cultivos, provoca sequía e incendios forestales, entre otros. Pero también están aquellos períodos de lluvias torrenciales en los que los milímetros de agua que caen son tan elevados y se precipitan en tan poco tiempo que generan derrumbes, accidentes e inundaciones.

Según el Banco Mundial, “la intensidad de los fenómenos climáticos extremos ha aumentado. Ningún país, rico o pobre, está a salvo de los impactos de los desastres vinculados con el clima”, y agrega que es un hecho indiscutible que los humanos están provocando el recalentamiento global, lo cual es preocupante y nos lleva a pensar que existen fenómenos que sí pueden ser evitados o, al menos, tomar acciones para disminuir su impacto y que no sean devastadores.

Pero ¿qué es el cambio climático? Según la web de Cambio Climático Global es un cambio significativo y duradero de los patrones locales o globales del clima; las causas pueden ser naturales, por ejemplo, las variaciones en la energía que se recibe del Sol, erupciones volcánicas, circulación oceánica, procesos biológicos y otros; o puede ser causada por influencia antrópica (por las actividades humanas), por ejemplo, a través de la emisión de CO2 y otros gases que atrapan calor, o por la alteración del uso de grandes extensiones de suelos que causan, finalmente, un calentamiento global, que es el aumento gradual de las temperaturas de la atmósfera y los océanos.

El cambio climático —tal como lo menciona el Banco Mundial— afecta a todos los países, en consecuencia El Salvador no está lejos de esta realidad. Según un informe de Naciones Unidas presentado este año, El Salvador ocupa el puesto ocho en vulnerabilidad en el mundo; aunque hace algunos años estaba en el uno.

En cuanto a la situación ambiental, de acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN),  el 60 % de contaminación en el gran San Salvador proviene del humo que emiten los vehículos particulares y los  del transporte público. La poca calidad en el aire que respiramos incrementa el número de personas con enfermedades respiratorias e implica mayor gasto económico en hospitalización y medicamentos.

Los desastres naturales también impiden que el país tenga un desarrollo sostenible, pues cuando se dan estos fenómenos el retroceso en la economía es significativo, puesto que se deben destinar recursos a la reconstrucción o reparación de los daños; sin dejar de lado la lamentable pérdida de vidas humanas. Todo esto nos lleva a ver la importancia de tomar acciones, desde nuestras posibilidades, para hacer algo que contribuya a resarcir o disminuir los efectos destructivos de esos fenómenos.

Las universidades, como formadoras de profesionales, tenemos la responsabilidad de ayudar a la mejora de nuestro ambiente para el bien común. Algunas de las acciones que la Universidad Tecnológica de El Salvador (Utec) ha tomado es el impulso de su Cátedra Ambiental, cuyo programa Utec Verde, busca vincular a los estudiantes con actividades que impacten en la conservación de la naturaleza.

Desde la Vicerrectoría de Investigación y Proyección Social de la Utec se han realizado diversas investigaciones relacionadas con la búsqueda de soluciones a problemas que afectan el medio ambiente. Una muestra de estas son “Los costos sociales de la contaminación hídrica en la microcuenca del río Las Cañas” y “Análisis del tratamiento y nivel de contaminantes por lámparas fluorescentes en El Salvador”, entre otras de similar importancia.

Acciones pequeñas como apagar la luz cuando no se utiliza, cerrar puertas y ventanas cuando el aire acondicionado está encendido, cerrar bien el grifo después de utilizar el agua, son de gran importancia y suman al mejoramiento y sostenibilidad del medio ambiente. Es por eso que la Utec hace conciencia en estos temas a sus colaboradores y estudiantes a través de mensajes como Gracias por apagar la luz cuando no la utiliza, en todos los interruptores.

El 13 de octubre es el “Día Internacional para la Reducción de los Desastres”, establecido con el propósito de concienciar a los gobiernos de todo el mundo y a las personas para que tomen medidas encaminadas a minimizar los riesgos debidos al deterioro provocado. Desde acciones tan sencillas como sembrar un árbol, no botar basura en la calle, no desperdiciar el agua, todos podemos contribuir a la reducción de la vulnerabilidad de nuestro entorno. Los grandes cambios en la naturaleza son impredecibles e incontrolables, pero los daños que causan pueden ser siempre menores si estamos preparados para afrontarlos desde la prevención.

Diálogo y clima de negocios

Para nadie es un secreto que la economía del país no se encuentra en su mejor momento. Las causas de esta realidad son diversas, todas importantes y urgentes para enfrentar; pero hay una que merece especial atención: la ausencia de diálogo… El diálogo entre los diferentes actores que impulsamos, de algún modo, la economía de El Salvador.

Es interesante revisar los indicadores económicos de nuestra historia; a muchos, quizá, les sorprenderá conocer que después de los Acuerdos de Paz, exactamente a inicios de los años 90, fue la época en la que más crecimos económicamente, llegando en algún momento a tasas arriba del 7 % del producto interno bruto.

Veníamos de una guerra que duró doce años y que dejó pérdidas económicas estimadas en 1.600 millones de dólares. ¿Qué sucedió entonces en esa época? Hubo diálogo. Las fuerzas políticas, la guerrilla y todos aquellos que ansiaban el cese de la violencia por fin se entendieron, lo que derivó en la firma de los Acuerdos de Paz en 1992.

La economía de El Salvador había estado estancada por más de diez años. Sin embargo, logró ver la luz en el mismo año de los acuerdos, pasando del 3 al 7 % de crecimiento, aproximadamente. El Salvador se volvió un país atractivo para las inversiones y el gobierno de turno comenzó a enfocarse en mejorar el clima de negocios.

Esto solo nos puede llevar a pensar una cosa: no existe ninguna situación, por más adversa que sea, que no se pueda solventar con el entendimiento y la disposición de todos los involucrados. Si esos hombres y mujeres de la época no hubieran reconocido que el único camino era el diálogo, quizás aún nos encontraríamos en el conflicto armado.

Ahora los tiempos son otros. Firmamos la paz, sí, pero en las calles aún se vive una guerra que deja en promedio diario 20 muertes violentas. Según la Fiscalía General de la República, el mes de mayo fue incluso más violento que la propia guerra civil, registrando cuatro muertos diarios más que en aquel tiempo.

Y es que la criminalidad en El Salvador es uno de los factores que más está afectando el clima de negocios. Muchos empresarios, de todos los niveles —micros, pequeños y grandes— se están viendo afectados, ya que no solo tienen que lidiar con pagos de vigilancia, sino también con el pago de la “renta”, a cambio de no afectar sus vidas.

Otro factor que sin duda está dificultando que temas como la criminalidad no se puedan resolver prontamente es el divorcio empresa-Gobierno. Las propuestas de ambos sectores, aunque sean positivas, son desacreditadas por los opositores del Gobierno y viceversa. Para unos el rumbo del país camina en el sendero correcto y, para otros, nunca habíamos perdió tanto la brújula.

No se trata de aceptar ciegamente las propuestas de unos y de otros. Se trata de juntos buscar un entendimiento sincero; de sentarse y pensar en qué es lo mejor para el país. La clase política también se debe poner de acuerdo. Esto es clave para darle un nuevo norte a la nación. Los empresarios podrán proponer buenas ideas; pero mientras los políticos no se sienten a dialogar, tampoco se logrará el bien común.

Todo parece negativo, pero en realidad no es así. El mayor capital y la mayor oportunidad para el crecimiento económico están en la gente, en el salvadoreño que día a día se esfuerza por sacar adelante a su familia. La campaña publicitaria de la Universidad Tecnológica de El Salvador se ha centrado, justamente, en ese principio: Un país sale adelante cuando tú sales adelante.

En este punto, es necesario mencionar el papel de las universidades en el mejoramiento del clima de negocios. Nosotros, como impulsores del conocimiento, tenemos la responsabilidad de entregar a la sociedad profesionales que no solo encuentren empleo, sino que sean generadores de estos. Es por eso que le apostamos al emprendimiento desde nuestras aulas.

De esta apuesta ya tenemos frutos. Algunos de nuestros estudiantes han tenido éxito fundando sus propias empresas, e incluso están brindando empleo a otras personas. Casos como estos son los de Inglish4CallCenters y Artcode, fundados por jóvenes estudiantes que están teniendo éxito en sus respectivos mercados.

El acercamiento de estudiantes con la empresa privada también es importante; y esto lo hacemos a través de la Asociación de Universidades Privadas de El Salvador, por medio de un convenio de vinculación Universidad-Empresa para promover el intercambio de experiencias que permitan alcanzar fines comunes, como el desarrollo económico y social del país.

Las universidades también somos parte de ese diálogo de entendimiento que debe enrumbar al país hacía un clima positivo. Estamos conscientes de que, como centro de pensamiento, nuestro objetivo debe ser formar profesionales con visión a largo plazo, que conozcan y analicen la historia, que tomen lo bueno y tengan siempre deseos de superación.

Ya es tiempo de hacer un alto y pensar cómo queremos heredar el país a nuestros hijos, a nuestros nietos, a todas esas generaciones que nos sobrevivirán. Este es un país con grandes posibilidades. Los problemas son mínimos si nos ponemos a pensar que somos más los que queremos un mejor futuro; que somos más los que trabajamos honradamente; que somos más los que estamos dispuestos a caminar la milla extra hacia un diálogo positivo y esperanzador.

En el 2015, ¡levantemos juntos El Salvador!

Por alguna razón, los seres humanos tendemos a pensar y actuar en función de ciclos. Quizás sea porque la vida misma está marcada por un inicio y un fin, o talvez se deba a que nos dan la oportunidad de recomenzar y creer que siempre podemos hacer las cosas de mejor manera.

Una de las épocas más propicias para cerrar y abrir ciclos es precisamente la del final de cada año, que al coincidir con una celebración trascendental para el mundo cristiano, como es el nacimiento de Jesucristo, que marcó a su vez el inicio de una nueva era para la humanidad, generan el ambiente propicio para la reflexión y la introspección.

En la Utec creemos que cualquier momento es adecuado para realizar ese ejercicio reflexivo. Por eso, tratamos siempre de promoverlo entre nuestra comunidad educativa; pero también tratamos de que trascienda hasta la sociedad que nos rodea y en la cual podemos influir. Una manera de hacerlo es cuando, desde los servicios educativos que ofrecemos y que son nuestra razón de ser, tratamos de promover entre nuestros estudiantes su capacidad crítica y su responsabilidad social.

Como somos una institución comprometida con su misión y con una visión integral de la educación, sabemos que la influencia que en ellos ejercemos por medio de su proceso de aprendizaje no se queda ahí, sino que trasciende hasta sus familias, sus amigos, sus compañeros, las empresas en que trabajan y la sociedad en general. De ahí la importancia de que la calidad y la excelencia permeen ese proceso.

Por eso también, en su momento les dijimos, a ellos y al país, que la vida había que enfrentarla con actitud positiva y, para satisfacción nuestra, el mensaje ha sido bien acogido dentro y fuera de la Utec. Más adelante explicamos cómo se materializaba esa actitud positiva e invitábamos a ver una profesión como algo más que un trabajo, a estudiar por convicción y no por conveniencia, a esforzarse por algo más que un título y a formarse para hacer la diferencia, conscientes de que el éxito no llega, sino que hay que construirlo.

Hoy llegamos nuevamente al inicio de un año, en un ambiente de alegría, buenos deseos y nuevos propósitos. En la Utec sabemos que el 2015 no será un año fácil, pero con fe y optimismo los invitamos a todos a esperarlo y enfrentarlo con la mejor de las actitudes: la positiva, y a que todos hagamos nuestras las frases de nuestra campaña de comunicación actual y las traslademos a nuestras vidas, convencidos de que un país se levanta, cuando tú te levantas; que un país mejora, cuando tú mejoras; que un país se transforma, cuando tú te transformas; que un país progresa, cuando tú progresas; que un país avanza, cuando tú avanzas; que un país cree, cuando tú crees; que un país se supera, cuando tú te superas; y, finalmente, que un país no se detiene, cuando tú no te detienes.